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Con lino de gracias tuyas
atarás mis manos, Madre.
y yo con palabras mías
al Dios que llevó tu carne.
Buen cambio, Señora,
me dejas que gane.
Eleva mi corazón
dorado de gracias tuyas
-patena de cuerpo blanco
y cáliz de sangre pura-
Entre tierra y cielo
hacia las alturas.
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