miércoles, noviembre 29, 2006

124 - (sin fecha)

Dulce momento, venturoso día
dulce recuerdo de mi edad primera,
cuando mi pecho ante Jesús se abriera,
al divino calor que me infundía.

Al pecho el cielo con Jesús venía,
mi alma envolviendo en luminosa esfera,
y en el feliz momento, toda entera
mi vida le ofrecí que El me pedía.

Para el divino Huésped era estrecho,
oscuro y muy pequeño el corazón,
pero Jesús entró para estrecharlo
con infinito amor contra su pecho
y concederme inapreciable don
que nunca pudo alma desearlo.