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Omnes sitientes venite ad aquas:
quante Dominnum omni invenivi potest,
alleluia.
quante Dominnum omni invenivi potest,
alleluia.
Mi sed es vieja, Madre,
y he querido saciarla
con las aguas del aire, de la tierra
con aguas que no viven.
Yo soy el niño sofocado,
que riñe por beber
en el grifo del patio.
Y soy la espigadora,
que hilvana con sudor, inclinada a la tierra,
su frente con los surcos.
Dame un vaso del agua
del pozo del Señor.
Mira que mis mañanas las pago yo sediento
y tristemente terco me empeño en no beber.
Engáñame(¿) si quieres
con tu ternura, Madre,
para que beba el agua que apagará mi sed.
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