lunes, agosto 21, 2006

135

Omnes sitientes venite ad aquas:
quante Dominnum omni invenivi potest,
alleluia.

Mi sed es vieja, Madre,
y he querido saciarla
con las aguas del aire, de la tierra
con aguas que no viven.

Yo soy el niño sofocado,
que riñe por beber
en el grifo del patio.
Y soy la espigadora,
que hilvana con sudor, inclinada a la tierra,
su frente con los surcos.
Dame un vaso del agua
del pozo del Señor.

Mira que mis mañanas las pago yo sediento
y tristemente terco me empeño en no beber.

Engáñame(¿) si quieres
con tu ternura, Madre,
para que beba el agua que apagará mi sed.