Miro la luna en el cristal ...

Miro la luna en el cristal. La veo sola.
Yo estoy solo.

Tengo todo el espacio de mi interior vacío,
Sin una nube que lo diga.

¿De dónde nace la humedad que invade
el inmenso rincón, donde yacen inertes
mis deseos ahora?

¿Qué espero? No lo sé.
Estoy abierto, más que el cielo.
Estoy abierto. Mi alma, mi corazón
Se hielan en espera, lentamente.
Estoy abierto.
Pero nada se mueve,

Todo está inmóvil. O todo está vacío.
O la nada es el todo que yo estoy esperando.

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Me duele el alma, Señor.
Me duele de ingratitudes y me duele de tibiezas
-todas las mañanas grises
y todas las tardes muertas
sin luz de sol al oriente-
y de cosas de la tierra.

¿Dónde te escondes? Lo sé.
Pero yo camino a ciegas,
Quizá por gustar lo amargo,
Quizá por vulgar soberbia.

¿Dónde te escondes?. Lo sé.
(¡Qué desvarío de sendad,
y qué terco condensarausencias entre la niebla!)