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Cierran los ojos para saludarte
-y se suena a temblor
y a lágrimas de asombro
cada palabra de esa Ave María-
Cierran los ojos
o los entornan
y rezan despacito,
como un ángel
que aprende el catecismo de segundo grado.

Y saben que María está en los cielos.
Y gritan que María está en los cielos.
Y gritan que María es madre nuestra
y se olvidan
del nombre del Arcángel S. Gabriel.

¡Mis arcángeles niños
con un Avemaría siempre nueva
en la punta del alma
y en los ojos,
y en los labios
-el arcángel primero no estudiaba
el catecismo de segundo grado-
Solamente los ojos de María
serán el Fray Angélico
-arcos azules, blancos-
de estas anunciaciones.