Poema 62 (J. Mª. Cuesta)
Hasta mañana. Y te vas
dejándome en los ojos
las flores de los sueños a punto de estallar.
¡Qué surtidor caliente de sonrisas
me brota cada noche! ... ¡Hasta mañana!
Entonces ya no quiero
la luz artificial;
es más bella la noche
con sonrisas oscuras, que el corazón no ve,
pero siente rozar.
Hasta mañana. Saber
que no me puedo arrodillar ahora
para entrar en la noche
cuando a veces me invitas
a gozar de tu paz. Tú de rodillas
a mis pies, casi madre,
con tus manos calientes.
¡Buenas noches! Y me abres los balcones
sin límites de esquinas
que tú deseas tanto para ti.
Hasta el mañana de las noches claras,
noches para escuchar
la llamada si voz de las estrellas,
-¡Ah, cómo sueño yo
con una noche así para escalarlas todas,
para besarlas todas,
para colgar mis ojos
en su noche sin fin!-;
noches con paz y estrellas
(casi para llorar
porque me llaman
y no puedo subir)
noches con paz y luna,
para mirar las cosas
y las sombras inquietas de las cosas,
noches, silencio de humedad y luz
y murmullo de sombras.
¡Buenas noches! Mañana
será el cielo más limpio, las estrellas más limpias.
Hasta mañana ... Noches
con nubes, luna, lluvia.
Quizá un retazo de tu sueño roto
salte bajo la lluvia, con las manos
juntas hacia lo alto.
Etiquetas: Arte, Cuesta, Escuela Pía, Literatura, Poesia, Reflexión
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