martes, noviembre 24, 2009

Poema 77 (J. M. Cuesta, 26.II.1961)

77

26-2-61
Le robo a la tarde en calma
una ramita de almendro,
como las abejas
le están robando el silencio.

Aún se guardan las montañas
la nieve en los ventisqueros;
y los trigales detienen
en las laderas su ascenso.

Las abejas se enamoran
y llueven pétalos sueltos:
en las ramas solo queda
desnudo rubor de un beso.

En fondo de azul lejano
-mitad tierra, mitad cielo-
queda inmóvil la blancura
serena de los almendros.

Recostado en un olivo
miro, sin pensar, y siento.

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